sábado, 12 de julio de 2014

No puedo dormir...

Regularmente el sueño me tiene atrapado, pero con cierta frecuencia se me escapa después de tres o cuatro horas de sueño nocturno y comienzo a dar vueltas en la cama sin llegar a ningún lado; las cuentas no me salen, los borregos se cansan o se escapan, mi Dios se harta de escucharme cuando seguro también duerme, mi esposa me corre de la cama porque le jodo mucho, y así por el estilo.
 
Lo peor del caso es que esto me sucede cuando estamos a punto de salir de vacaciones. El cansancio me trae casi a rastras por cuidar güercos ajenos, y es que al imbécil que se le ocurrió extender el calendario escolar, quesque para mejorar los aprendizajes al recuperar los días perdidos en las mal logradas juntas de Consejo Técnico, no pasó el memorándum a quienes suelen exigir calificaciones para su captura, porque desde hace más de quince días no se da clase y las escuelas se convirtieron en guarderías, para el contento de la mayoría de las mamás… ya le paro por ese lado…

Pero además, son varios pendientes los que estoy tratando de desenredar al mismo tiempo, y todos me mantienen ocupado hasta el agotamiento, no me quejo, al contario, me gusta este ritmo, pero quiero un pequeño respiro, y siendo las 2:30 de este sábado se me ocurrió tomarlo así, sin ruido en la casa ni en la calle. No, no es voluntario, ya dije que el pinche sueño se me espantó por tanta cosa que traigo: remodelación de una casa, mudanza lenta pero segura, expectativa ante un cambio de rumbos en varios sentidos (ya luego les platicaré), falta de lana para muchas cosas que quiero, falta de lana para muchas cosas que necesito, falta de lana para muchas cosas que hacen falta…
 
Un montón de cosas de las cuales me tengo que deshacer porque no hay espacio en la casita, entre ellas libros, juguetes y juegos; ropa y zapatos; muebles, enseres, y más; un bazar sería buena idea, pero quién compraría un super nintendo, un play station one, una videocasetera, un estéreo medio jodido de hace más de veinte años, o un montón de libros que no quiero en casa porque o son de religión o de superación personal y no sé cómo llegaron aquí…
Como se pueden dar cuenta lo que les cuento son, aparentemente, puras tonterías, pero son la clase de cosas que me distraen momentos así, y eso para no pensar en cosas como “son muchos días de vacaciones y haremos todos (a veces tres, a veces cinco, según se presente) de tres a cinco comidas al día; y que no se les ocurra ir al cine, de paseo o de compras, porque ensártate Oscarito con la comida, merienda y cena en la calle…”
 
Ya, mejor me dejo de cosas y prendo la tele, al cabo con la excelente programación que tiene cualquier canal, seguro me quedo dormido, o al menos aletargado para no pensar más.
 
Bueno bai