Me permito informarles
que las llamadas Reuniones de Consejo Técnico Escolar (CTE, para la raza), no
han servido para nada que se relacione con sus hijos; bueno sí, para que los maestros
tratemos de recordar que aún existen en alguna parte de nuestra
responsabilidad, pero nada más. En nuestras reuniones se habla de todo: del
último juego de Facebook, la película de anoche, de lo bien que se ve la
maestra X con ese pantalón, la fodongués del profe de Español, las dietas alimenticias y de ideas, del
malestar por el exceso de anoche, todo en medio de amplios y acalorados debates
por el almuerzo de hoy. ¡Ah! También llenamos formatos, que dice la Dire de mi
escuelita, sirven para reflexionar.
Pero deje que le platique el desarrollo de las
reuniones en mi escuelita para que se contextualice mejor. Primero debe
entender que la mayoría de los profes desconectan su raciocinio, ya de por sí
devaluado, para soportar lo que les expongo. Después, puntualmente a las 9
hrs., o apenas un poco después, aunque nos citan desde las 7:30, se inician las
actividades del llamado colectivo. Unos llegan después de la hora señalada por
la costumbre, otros ni siquiera eso, pero igual no se les extraña; aunque en la
Fase intensiva se recalcó, una y otra
vez, que si tenías pocas horas o ese día tu horario no te exigía asistir,
debías cumplir en las reuniones porque tenían el carácter de obligatorias, como
dicen los lineamientos en su artículo 7, que trata sobre la obligatoriedad de la participación. “La participación en las sesiones de CTE es obligatoria para todos (…) y
abarca la totalidad del horario escolar oficial”[i],
pero
ya hemos visto que no.
Las sesiones arrancan con la emoción del SubDirector que comparte
sus estadísticas de matemáticas, muy bonitas con sus gráficas y todo,
incluyendo los resultados desastrosos que en seis meses no se han podido
mejorar, mientras la atención del colectivo está en la revisión de su correo en
el Smart phone, en el Candy Crush o Avengers aliance; se ocupa de completar los formatos que no llenó
la sesión anterior o de mandar mensajitos y las primeras fotos por Facebook; en terminar su café y su
galleta, en leer o la simulación de hacerlo; en la plática o en lo que sea,
menos en lo que debe ser importante al menos para el Sub que se tardó una
semana en hacer su informe.
Después de eso, casi a las 10 hrs., se entrega un formato
que se debe llenar como se entienda, en lo individual, por academias, por grupo
de amigos, por grados, no importa y a nadie le importa, porque quienes dan las
instrucciones tampoco se ponen de acuerdo. Cuando el reloj marca las 10:10,
muchos corremos religiosamente a las gorditas, los tacos, con la Señora de los
almuerzos, el chefcito, el pollo, los
fritos, etc., y hasta cerca de las 11 hrs., se reinician los trabajos para
seguir peleando con las fichas del día que tratan, como ya dije, de hacernos
reflexionar, según la Dire, porque de otro modo no lo haríamos.
Al punto del medio día, se inicia la socialización de lo
registrado y el descrédito de los que saben a los que no saben, de los Directivos
a los profes, de los de Español a los de Matemáticas, de los unos a los otros,
de los gordos a los flacos, de los Tom a los Jerry, de los tres chiflados y
garbanzos a los panquecitos, y viceversa. Eso en el mejor de los casos, porque
de otro modo todos callan y se miran sin entender lo que se dice, como sucede en las
caricaturas de Charly Brown cuando hablaban los adultos; y así hasta las 12:30
cuando algunos se ponen de pie para irse a la siguiente reunión, mientras a otros los
sienta la Dire porque no han terminado de socializar… ¿qué se socializa si
nadie sabe qué hacer? ¡Sabrá Dios!
En resumen. ¿En qué momento se habló de sus hijos? Cuando
se echaron culpas a ustedes y nosotros por el bajo rendimiento que demuestran.
¿Se proponen soluciones a los problemas de rezago o de atención a sus hijos y
ustedes? No, no hay tiempo para ello porque hay que reflexionar sobre nuestra
práctica y copiar del compañero lo que dijo para llenar el formato. ¿El colectivo
tiene alguna característica especial? Dijo una maestra que estar compuesto por
amigos y maestras bonitas… ya podrá opinar sobre ello. ¿Quiénes forman el
colectivo y quienes lo presiden están conformes con lo que sucede? Me parece
que no les importa porque, si bien la SEP dice que los CTE deben ser un espacio para analizar y tomar decisiones en torno a
la transformación de lo que se hace en las aulas, con la idea de ayudar a que
los jóvenes logren todos los
aprendizajes esperados[ii],
a estas alturas ya nadie se acuerda de la naturaleza de estas reuniones, ni
siquiera que otra de sus intenciones era el necesario desarrollo profesional de
los maestros.
Ante lo expuesto, me permito sugerirles que denuncien
la falta de conciencia de quienes proponen y dirigen estas reuniones inútiles;
exijan participar en el CTE como parte reguladora y vigilante de lo que allí
sucede; cambien a sus hijos a otra escuela, pero en otro país, mientras la
situación prevalezca; que hagan algo, junto a nosotros que no nos escuchan, para que esto pueda
funcionar en beneficio real de sus hijos y de nuestro desempeño en mañanas
muertas como las del último viernes de cada mes.
Atentamente
Ya me conocen